Tiempo para el Té
Saboreemos una taza de té:
La luz de la tarde ilumina las cañas de bambú, las fuentes cantan melodiosas, el suspiro de los pinos crepita ante la tetera. Permitamos que los sueños se desvanezcan y dejémonos arrastrar por la fascinante sencillez de las cosas.
La primera taza humedece mis labios y la garganta; la segunda rompe mi soledad; la tercera, penetra en mis entrañas removiendo mil pensamientos extraños; la cuarta me produce un ligero sudor y todas las pesadumbres de la vida desaparecen por los poros de mi piel; con la quinta me purifico; la sexta me transporta al reino de los inmortales; la séptima... ¡Ah, la séptima!... pero no puedo beber más, siento que un aire frío recorre mis brazos bajo las anchas mangas: ¿Dónde está Horasan? ¡Dejadme cabalgar sobre la dulce brisa que me conduce allí!
Lu Tung, poeta de la dinastía Tang.
De El Libro del Te de Okakura Kakuzo traducción de Jose J. Fuente. Miraguano Ediciones